Todos los estudios e
investigaciones realizadas sobre el éxito académico, concluyen que no hay una
sola causa que favorezca el mismo. El éxito académico es un fenómeno
multidimensional. Entre las múltiples causas se citan:
El/la alumno/a: sus aptitudes y capacidades,
perseverancia y esfuerzo en las tareas. Motivación, responsabilidad y
compromiso.
La Escuela: adaptación y flexibilización
de los procesos educativos a la diversidad del alumnado. Creación de climas
positivos para el aprendizaje y entornos inclusivos. Coordinación con las familias y otras
instituciones sociales.
La influencia familiar: Actitud hacia el
estudio. Nivel sociocultural y profesional. Proporcionar hábitos y recursos
educativos. La relación con sus hijos y el clima familiar. La colaboración y el
compromiso con la escuela.
El entorno social: facilitación de
recursos por parte de la administración. Actitud social ante la educación y el
apoyo real que se presta al sistema educativo. Influencia del grupo de amigos,
los medios de comunicación, el barrio, etc.
LA INFLUENCIA FAMILIAR: UN MOTOR DEL
ÉXITO ACADÉMICO
El alumno que alcanza el éxito
académico es aquel que logra obtener el máximo de sus capacidades y
potencialidades y mejorar sus debilidades.
¿Cómo pueden las familias favorecer actitudes positivas hacia el estudio?
Colaborar con la escuela, a
través del Consejo Escolar, AMPA, comunicación con el centro (reuniones
tutoría, agenda, etc.).
Conocer sus dificultades al
estudiar: falta de concentración, tiempo de estudios, nervios ante los
exámenes, falta de lectura, etc.
Como decía
Séneca: “cuando el barco no tiene rumbo,
todos los vientos le son desfavorables”. Vamos a conocer las razones que
justifican por qué a nuestro hijo le cuesta conseguir sus metas y vamos a
trabajar codo con codo con él como su aliado, para la consecución de un fin:
“el éxito escolar”.
Mejorar la concentración y el tiempo de estudio:
Eliminar
estímulos que le hagan perder el tiempo.
Ayudarles a que se pongan un tiempo para la
realización de las tareas
Hacer algún tipo de actividad de calentamiento
(no más de cinco minutos) antes de comenzar una tarea (un sudoku, crucigrama o
sopa de letras muy sencillo).
Es adecuado entrenarse y/o practicar tareas o
juegos que requieran una elevada concentración: ajedrez, damas, sudoku, puzZles,
juegos de estrategia, tres en línea, hacer laberintos, etc.
Ayudarle a definir sus metas de estudio y
orientarle en la consecución de las mismas. Esto le posibilitará estar más
comprometido con sus objetivos.
Proporcionarle acceso a la lectura.
La lectura ejercita la
inteligencia, la creatividad, la imaginación y la sensibilidad y aumenta la
cultura, el conocimiento y el vocabulario y, sin lugar a dudas, mejora el
rendimiento.
Tengamos disponibles y a su
alcance diferentes textos, cuentos, libros, fábulas que le sean atractivos.
Inscribirlos en la biblioteca puede ser bastante útil a la hora de compartir
lecturas y comentarlas en familia.
¿Cómo puedo ayudarle a afrontar los exámenes?
Transmitir tranquilidad: animarlos para que
estudien día a día y que estén tranquilos porque cuando se preparan bien las
cosas se consiguen buenos resultados.
Insistir en la importancia de ser constantes en
el estudio. La constancia es un valor que hemos de transmitir a nuestros hijos.
Es importante hacerles ver que las grandes cosas se hicieron poquito a poco,
pero con constancia, sacrificio y tesón. Estudiar de forma constante permite
comprender mejor lo nuevo que se explica en clase (y puede estar relacionado
con lo explicado con anterioridad en la propia asignatura).
Dar confianza, pero no en exceso. Es preciso
evitar nervios: ¡Fuera nervios! Ayudémosles a confiar en sí mismos y que se evadan
de todos sus complejos.
Elogiemos a nuestros hijos e hijas. Esto les
dará, sin lugar a dudas, una mayor confianza.
Recompensemos su ESFUERZO más que sus
calificaciones.
ENTRE TODOS LO CONSEGUIREMOS!
No hay comentarios:
Publicar un comentario